¿Por qué sufrimos?
Por nuestra especial naturaleza, el sufrimiento ha acompañado al ser humano desde nuestro origen más ancestral. Las interacciones sociales actuales, cada vez más exigentes y complejas, conllevan una acentuación del nivel de dolor emocional que percibimos a nuestro alrededor.
La depresión y la ansiedad no son sino dos de las expresiones de ese sufrimiento y los dos trastornos mentales más frecuentes del momento actual. En este texto se van a intentar clarificar aquellas características de la naturaleza humana que intervienen en el origen o en la percepción de lo que entendemos por “sufrir”.
Sufrimos por cómo la naturaleza de nuestra mente se enfrenta a la experiencia. Cuando estamos cansados o padecemos una profunda tristeza, intentamos librarnos de esta experiencia y en esta reacción mental, de rechazar lo desagradable, está la génesis de nuestro sufrimiento.
A veces, nos aferramos al deseo de una manera compulsiva, sentimos que necesitamos cosas para ser felices. En definitiva, el deseo de los placeres sensoriales, el deseo de no ser o el deseo de ser, nos llevan a sufrir.
Las causas del sufrimiento: Los deseos.
Comencemos por el deseo de los placeres sensoriales: están muy arraigados en nuestra biología porque nos han asegurado nuestra supervivencia, pero en el momento actual, donde el contexto en el que vivimos está tan alejado de donde nos desarrollamos como especie, nos hacen sufrir, ya que nunca estamos satisfechos -era el truco para hacernos sobrevivir-. Esta trampa nos hacer ser desgraciados, siempre necesitamos más y esta insaciable sed nos lleva a pasarlo mal.
El segundo deseo que nos lleva al dolor emocional es el deseo de ser y de existir. Este deseo presenta dos vertientes: el querer existir, o mejor dicho, el temer dejar de existir. El apego a la existencia sin reconocer nuestra naturaleza finita, está en la base de muchos problemas emocionales de tipo ansioso. La otra vertiente, es el deseo de ser una persona particular, desear estatus, ambicionar el éxito. De este deseo surge mucha de la ira que nos rodea…
Y, por último, el deseo de no ser, el no querer tener experiencias particulares. Se trata de querer paz, alivio, de no ser una persona particular. Esto nos activa la mente dirigiendo su atención a prevenir las experiencias y las situaciones negativas, pero esta actitud nos hace caer en la trampa de nuevo y, por tanto, sufrir. Se puede ver este proceso en funcionamiento en muchos de los patrones de aversión de la mente que subyacen en los desórdenes emocionales.
Bases del sufrimiento humano
Los científicos que estudian este tema determinan que las bases del sufrimiento humano son varias:
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- La primera es el rechazo al dolor físico o emocional: al vivir en un ente físico, el daño físico o emocional es inevitable. Si no lo aceptamos, el sentimiento negativo que nuestra mente añade, aumenta el dolor.
- La segunda característica de nuestra mente que nos hace sufrir es el rechazo al cambio: deseamos que nuestros hijos no crezcan, que nuestros familiares cercanos no fallezcan…, el cambio en sí mismo no produce este dolor, el rechazo al cambio es lo que lo genera…
- La tercera base está en la naturaleza de nuestro ser mental: nuestra mente está preocupada en conseguir lo que queremos, lo que significa establecer control y previsión. Para hacer esto, nuestra mente reduce la enorme complejidad del mundo. La disparidad entre lo que nuestras mentes perciben y la verdadera naturaleza de las cosas, es una fuente importante de sufrimiento.
Hasta aquí este texto. En él hemos intentado determinar cuáles son algunas de las características de nuestra naturaleza humana que nos llevan a sufrir.
Gracias por vuestra atención. Con estos escritos espero poder ayudaros a vivir con más dignidad y paz.
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