La mayoría de las personas tienen que hacer algo para ganarse el sustento. Por otra parte, la mayor parte de los puestos de trabajo constituyen una fuente de estrés el cual puede manifestarse de muy diversas maneras. Sin embargo, el trabajo constituye, además, una forma de conectar con un mundo más ancho, una manera de hacer algo útil, algo que aporte algún significado y alguna recompensa aparte del sueldo.
El trabajo
La sensación de contribuir al desarrollo o elaboración de un proyecto, de crear, de ayudar a los demás, de utilizar nuestros conocimientos y habilidades, nos ayuda a sentirnos parte de algo más grande por lo que vale la pena trabajar. Si pudiésemos contemplar de esta manera nuestro trabajo, se haría mucho más tolerable, incluso en circunstancias difíciles.
Las personas que no pueden trabajar por estar enfermas darían cualquier cosa por trabajar, por no tener que permanecer en la cama o en casa, dando vueltas y más vueltas a los mismos asuntos. Cuando nos vemos limitados en nuestra capacidad de salir y de conectarnos con el mundo, tenemos la sensación de que cualquier puesto de trabajo es gratificante.
A menudo, nos olvidamos de que el trabajo puede conferir un significado y una coherencia importante a nuestras vidas, aunque este significado y esta coherencia que proporciona dependen en gran manera de lo que nos preocupe y de la fe que tengamos en él.
No obstante, es cierto que algunos trabajos son demasiado exigentes y explotadores, y que en otros, las condiciones laborales pueden ser perjudiciales para la salud física o psicológica o para ambas. Algunos estudios demuestran que aquellos trabajos altamente estresantes pueden ser más perjudiciales para la salud que el fumar o el llevar una dieta inadecuada.
El estrés en el trabajo
Para enfrentarnos con eficacia al estrés laboral es preciso aprender a ver la situación en su totalidad, sin analizar los pormenores del puesto de trabajo. Ello contribuye a ver las cosas tal y como son cuando nos preguntamos acerca del tipo de trabajo que hacemos y cómo podríamos ser más eficaces.
Como sabemos, en nuestros trabajos podemos caer en rutinas o caminos ya trillados, en especial, si llevamos mucho tiempo ocupando el mismo puesto. Si no tomamos las medidas necesarias para evitarlo, no podremos ver cada momento como uno nuevo, cada día como una aventura. Por el contrario, tendremos la sensación de que todo se repite y de que nuestros días son totalmente previsibles. Estaremos resistiéndonos a la innovación y al cambio, protegiendo demasiado lo que hemos construido al sentirnos amenazados por las ideas o requerimientos nuevos o por las personas.
No es raro que actuemos en el trabajo como lo hacemos en otros momentos de la vida, es decir, usando el “piloto automático”. Como hemos explicado en otros momentos, el “piloto automático” nos impulsa en la travesía de nuestros días, pero no nos ayuda cuando nos sentimos agotados por la presión del trabajo.
El estrés puede ser disminuido y podemos llegar a percibir la realidad desde un punto de de vista más adecuado si en vez de usar el “piloto automático” en todo momento, nos comprometemos con nosotros mismos a cultivar la calma y la conciencia mientras trabajamos y que la conciencia plena guíe nuestros actos y respuestas.
Como hemos visto en repetidas ocasiones, la mente puede generarnos más limitaciones de las que ya existen. Todos trabajamos porque tenemos que ganarnos la vida y cubrir determinadas necesidades, pero a menudo desconocemos cuáles son los límites de esas necesidades, igual que tampoco conocemos cuáles son los límites de la capacidad sanadora que posee nuestro cuerpo. Lo que sí sabemos es que tener una visión clara de las cosas no suele hacer daño y puede, en cambio, proporcionar una perspectiva nueva sobre lo que sería posible.
Aplicar la atención plena en nuestro día a día
La meditación puede ayudarnos a llevar el peso de nuestra vida laboral y a generar importantes mejoras en ella, con independencia de cuál sea el puesto que ocupemos. Convertir el trabajo en parte de nuestra práctica meditativa puede convertir el mismo en un vehículo útil para nuestro propósito de aprender y crecer.
Los obstáculos pueden convertirse en desafíos y oportunidades; las frustraciones, en ocasiones para practicar la paciencia; lo que los demás hacen o dejan de hacer, en ocasiones de afirmarnos y comunicar con eficacia y las luchas de poder, en ocasiones de contemplar el juego de la codicia, de la aversión, de la falta de conciencia de los demás y también de nosotros mismos.
Cuando introducimos la atención plena como si fuera un rayo de sol que guía nuestros actos en cada momento en el trabajo, cuando nos levantamos por la mañana y nos preparamos para salir y cuando vamos del trabajo a la casa, nuestra vida laboral se convierte realmente en algo que hemos decidido hacer todos los días, en algo más importante que tener un trabajo para ganar dinero o “llegar a alguna parte” en la vida. Podemos aportar a nuestra vida laboral todo lo que hemos aprendido en relación con la atención plena y conseguir que el trabajo deje de gobernar nuestra vida.
En la próxima entrega os daré indicaciones y sugerencias para incluir la conciencia plena en el trabajo y así reducir el estrés causado por éste.
Gracias por vuestra atención. Espero poder ayudaros con estos escritos a vivir con más dignidad y paz. También podéis encontrarnos en Jaén, nuestro equipo de Psicólogos en Jaén y yo, estaremos encantados de atenderos.