Cambios en la alimentación humana.
En una sociedad tan compleja como la nuestra, es importante conocer las pautas para una alimentación consciente. No podemos llevar una vida sana sin prestar un poco de atención a los alimentos que tomamos.
En las últimas generaciones, nuestra relación con los alimentos ha cambiado de tal manera que puede resultar necesario el ejercicio de una nueva forma de inteligencia, todavía en desarrollo, para escoger lo que aún tenga valor en medio de la increíble cantidad de opciones que nos son presentadas.
Por ejemplo, aquellos días en que se comía directamente lo que producía la tierra, en que se consumía una pequeña cantidad de alimentos considerados básicos durante milenios, ya han desaparecido.
Productos naturales y comida real
Hasta el momento actual, nuestra alimentación había cambiado muy poco de una generación a otra. Dependía de la capacidad que pudiera tener una persona para conseguir comida mediante la caza, las cosechas y el cultivo.
Con el transcurso de los años, aprendimos qué productos de la naturaleza se podían consumir y cuáles no, y nuestros cuerpos se fueron adaptando a las dietas de las diferentes regiones, climas, grupos y culturas. Conseguir y cultivar alimentos eran las actividades en las que se invertía la mayor parte de la energía del grupo. Las personas comían lo que podían obtener de su entorno.
Tanto para lo bueno como para lo malo, sometidos a toda suerte de veleidades e imprevistos, se vivía en un equilibrio intrínsecamente homeostático con el medio ambiente. Se vivía con la naturaleza, no separados de ella.
¿Qué esta pasando ahora?
Nuestra relación con la alimentación en los llamados países desarrollados ha sufrido, en épocas recientes, una enorme transformación hacia una mayor complejidad. La mayoría de los miembros de nuestra sociedad vive física y psicológicamente alejada de la producción de los alimentos.
Nos hemos convertido en una sociedad de consumidores de alimentos. Sólo un pequeño porcentaje de habitantes está involucrado en la producción alimentaria, lo que constituye un enorme cambio respecto a épocas anteriores. Ahora compramos alimentos en grandes supermercados, templos de la abundancia y el consumismo.
Nuestra experiencia es que los estantes de los supermercados siempre están llenos de comestibles, de millares de diferentes tipos de alimentos entre los que elegir, lo que nos permite liberarnos de tener que comprarlos todos los días.
Sólo necesitamos dinero para pagarlos. La refrigeración, la congelación, el enlatado y el empaquetado nos han facilitado almacenar comida en nuestros hogares de modo que podamos comer lo que nos apetezca cuando nos venga en gana.
Una alimentación consciente
Existen muchas pruebas de que la salud del mundo occidental está viéndose perjudicada por enfermedades relacionadas con el exceso de consumo de alimentos en general, y con determinados alimentos, en particular, enfermedades todas ellas causadas por nuestra plenitud y abundancia.
Dado que la comida que ingerimos a lo largo de toda la vida influye de forma decisiva en nuestra salud, necesitamos, si no lo hemos hecho ya, prestar atención a lo que comemos. El dicho de: “eres lo que comes” está, en este caso, lleno de verdad. Ello entraña prestar atención plena a nuestra relación con los alimentos desde todos los puntos de vista.
Es necesario que percibamos cómo es nuestro comportamiento en relación con la comida, cómo son las ideas y sensaciones que nos produce la ingesta de alimentos y cómo son las costumbres sociales relacionadas con el comer y la alimentación existentes en el entorno en el que vivimos.
De este asunto tratará el próximo escrito: cómo mejorar nuestra relación consciente y la ingesta de alimentos.
Gracias por vuestra atención. Espero poder ayudaros con estos escritos a vivir con más dignidad y paz. También podéis encontrarnos en Jaén, nuestro equipo de Psicólogos en Jaén y yo, estaremos encantados de atenderle.