Disculparse basándose en el Mindfulness

Disculparse con Mindfulness.

Somos más sensibles al dolor propio que al ajeno, por ello sobrevaloramos los agravios sufridos e infravaloramos las consecuencias de nuestros actos. Esta diferente vara de medir es natural. Incluso hay personas que se sienten ofendidas con mucha facilidad, quizás porque ya están en un estado emocional alterado que les hace ver las cosas de forma demasiado personal. En cualquier caso, no suele ser un problema el disculparse, sino más bien todo lo contrario, al menos si uno la sabe hacer con elegancia. Hoy vamos a explorar algunas estrategias para pedir perdón, con un modelo inspirado en el Mindfulness. Tiene tres pasos:

  1. El primer paso es el reconocimiento, que implica la aceptación de lo ocurrido. Aquí es importante distinguir que lo ocurrido no estaba en la intención de quien ejecutó la acción (si la intención era hacer daño, obviamente no tiene sentido pedir perdón). No hay que dejarse llevar mucho por las causas. Ya que esto distrae la atención al especular sobre lo que debía haber ocurrido, o podía haber ocurrido. Lo importante en el Mindfulness y en perdonar es lo que pasó en realidad.
  2. El segundo paso es conectar con el daño causado y con el efecto material o psicológico del acto en sí, y aquí es donde entra la empatía, que es la forma de compartir emociones. Esta parte es importante, ya que perdonar es un ejercicio de regulación emocional y, por ello, hay que dar espacio a esas emociones heridas y acogerlas.
  3. El tercer paso es asumir la responsabilidad sobre la acción. Si hay daños materiales, es conveniente pensar en cómo se puede compensar, paliar o resarcir a la persona o personas a las que hemos causado el problema. No solo vale pedir perdón. Debemos demostrar a esa persona que se la respeta, estima o se la tiene en cuenta. Es verdad que un ramo de rosas no repara la avería del jarrón chino, roto en pedazos por mi descuido, pero transmite mi sentido de la responsabilidad y comunica a la otra persona que sus sentimientos me importan, más allá de las palabras.

El acto de pedir disculpas

Es importante recordar, desde la perspectiva del Mindfulness,  que cuando pedimos perdón lo debemos hacer mediante un acto auténtico. Resultado de conectar con el sufrimiento de la persona dolida y de la compasión con la que acoger ese sufrimiento. Aunque suele haber una incomodidad por parte de uno mismo, el pedir perdón no debe nacer como una reacción a esa incomodidad, sino como respuesta al sufrimiento de la otra persona.

Con esta intención podemos preparar una disculpa de forma deliberada. Sobre todo si es un asunto grave o una relación importante. Por ello, hay que considerar los siguientes puntos en la preparación, disposición y ejecución de la disculpa:

  1. Primero, seleccionar el lugar y el momento. Debemos buscar que la persona que recibe las disculpas esté cómoda y atenta.
  2. Considerar antes el enfoque en relación con la persona afectada. Es importante incluir aquí los tres pasos antes mencionados: reconocimiento, empatía y responsabilidad.
  3. Hay que ser muy cuidadoso para centrarse en el asunto y evitar abordar otros temas sin haber cubierto el asunto, incluso si lo intenta la persona agraviada.
  4. No apresurarse, hay que dar tiempo para que la otra persona regule la emoción, ello requiere dejar un periodo de “digestión” antes de pasar a otro tema o terminar.

En la próxima entrega terminaremos estas entregas dedicadas al perdonar, es un tema complejo pero muy importante para nuestro equilibrio emocional.

Gracias por vuestra atención. Espero poder ayudaros con estos escritos a vivir con más dignidad y paz.

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