La salud
La pérdida de la salud es un hecho que todos vamos a experimentar o bien en primera persona o bien como cuidadores de alguien en algún momento. Aunque dispongamos de un servicio sanitario, con personas muy cualificadas, es un error desentenderse y delegar siempre en los profesionales: “la salud es demasiado importante para dejarla solo en manos de los profesionales”.
En Occidente el Mindfulness se ha desarrollado con la idea de fomentar la medicina participativa en la que se anima al enfermo a colaborar en la recuperación de la salud. Al final, uno mismo es quien mejor sabe cómo se siente y, si se cuida con atención, verá mejor qué es lo que le ayuda y lo que le hace daño.
La medicina moderna
Quizás los éxitos de la medicina moderna, evidentes y numerosos, nos han hecho creer que hay una cura para todo y que, si no la hay, la ciencia dará con ella. Pero, a medida que se resuelve una enfermedad, surgen otras, y las nuevas cada vez son más difíciles de tratar. La biomedicina se esfuerza en curar, usando tecnología y recursos cada vez más caros, pero no tanto en entender las causas y condiciones que originan una enfermedad.
Es cierto que la lógica del mercado hace más atractivo investigar un tratamiento que desencadene en la venta de medicinas o tecnologías, en vez de explorar las condiciones que erradican la causa. Esto último exige un esfuerzo a muchos niveles: educativo, nutricional y preventivo. En el primer caso, la iniciativa privada financia las investigaciones esperando beneficios; en el segundo, debería ser la iniciativa pública la que fomentase las investigaciones pero esto supondría un aumento de los impuestos.
Un desafío al que se enfrenta el sistema de salud son las polipatologías crónicas donde coinciden tres o más condiciones incurables en una misma persona. Este fenómeno está muy influido por el aumento de la edad media de los pacientes unido a la cronicidad de muchas condiciones físicas como hipertensión, diabetes, dolores, asma u obesidad.
A esto se añade el aumento de las enfermedades mentales como la ansiedad y la depresión que, en muchos casos, son consecuencia o causa de otras dolencias y también se pueden volver crónicas. Así se crea un cuadro donde la prevalencia, la pluralidad y la complejidad de estas combinaciones de patologías consumen cada vez más recursos del sistema sanitario. Podemos decir que la enfermedad crónica es la verdadera pandemia del siglo XXI: según el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2010, estas dolencias causan más muertes que las enfermedades contagiosas.
Los 4 hábitos nocivos
Lo curioso es que estas enfermedades, según indica el informe, se deben en gran medida al rápido proceso de urbanización y estilo de vida propio del siglo XXI basado en el consumo, la velocidad y el individualismo. Estos factores han propiciado cuatro hábitos nocivos: el consumo de tabaco, las dietas malsanas, la inactividad física y el uso dañino de las drogas. Estos cuatros hábitos están relacionados con la insatisfacción y son, a su vez, fuente de infelicidad, como hemos visto en entregas anteriores. Las personas más felices se cuidan mejor o, quizás, como se cuidan más son más felices.
Termino aquí el análisis de la situación de la salud en la sociedad actual. En el próximo blog indicaremos por qué el Mindfulness nos puede ayudar a mejorar la salud.
Gracias por vuestra atención. Espero poder ayudaros con estos escritos a vivir con más dignidad y paz.
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