Gestionar el tiempo con Mindfulness.
En nuestro mundo actual vivimos muy presionados por el reloj que nos marca un ritmo de vida sumamente acelerado y estresante. La velocidad nos impone unas normas implacables y se convierte en una de las causas del sufrimiento moderno. Cada vez tenemos menos tiempo libre y la conciliación de la vida laboral y la vida familiar es más complicada.
Si nos paramos a analizar en profundidad cuáles son los desencadenantes de los problemas de gestión del tiempo, podemos llegar a la conclusión de que se trata de problemas que surgen como consecuencia de un desajuste en la realización prioritaria de aquellas tareas que requieren una especial y urgente realización. Para tener claras cuáles son las prioridades a la hora de gestionar nuestro tiempo, podríamos enfocar este tema desde un punto de vista muy concreto que consiste, sencillamente, en preguntarnos: ¿qué es lo que de verdad importa?
Cuando hay más tareas previstas que tiempo disponible para realizarlas, se impone establecer prioridades. Esto es complicado, porque hay que decir que no a algunos objetivos para conseguir otros. Se deben acometer las tareas cruciales, y, después, en los huecos, las tareas menos importantes. Una vez definido el grado de importancia de cada tarea, veamos cómo les afecta el tiempo, que es la segunda dimensión del problema. De forma sencilla, si aplico dos niveles (el nivel de la importancia de lo que quiero llevar a cabo y el de la urgencia que precisa en ese momento), puedo realizar una clasificación de mis tareas que pueden quedar distribuidas en cuatro casillas, como se puede ver en la siguiente tabla:
La matriz de la gestión del tiempo
IMPORTANTE Y
URGENTE |
IMPORTANTE
SIN URGENCIA |
URGENTE
SIN IMPORTANCIA |
NI URGENTE
NI IMPORTANTE |
La prisa nos suele llevar a dar prioridad a aquello que es urgente. Esta actitud supone dejar para más tarde los asuntos importantes que aún no son urgentes, además el problema de este planteamiento es que se resuelven siempre los asuntos según el grado de urgencia, es decir, con prisa, lo que produce sufrimiento. Para resolver asuntos importantes necesitamos tiempo, no prisa, necesitamos darle vueltas, consultar, ver opciones, y ello es difícil si se vuelve urgente.
Actualmente, lo que nos agobia, es el trabajo que nos queda por hacer. Cuanto más importante sea este, mayor sufrimiento genera. Por ello, la gestión del tiempo es más efectiva cuando se consiguen tratar los asuntos importantes antes de que se vuelvan urgentes. Para ello debemos sacrificar los asuntos no importantes aunque sean urgentes, la urgencia no es el asunto más importante. Aprender a decir no con conciencia plena, como ya vimos en una anterior entrega, nos ayudará a reducir la tensión emocional.
Hay tareas que son importantes pero no urgentes, otras que son urgentes e importantes, algunas que no son ni lo uno ni lo otro y por último están las que son sólo urgentes.
Otra fuente de sufrimiento en relación con la gestión del tiempo está en el grado de perfección exigido y en la dificultad que podemos tener en delegar la resolución de la tarea en otras personas. Sea consciente de esa tendencia que todos tenemos de pensar que la forma de trabajar propia es la más adecuada, o que sus resultados son mejores. Busque la perfección en el conjunto, no en los detalles. Pruebe a desaferrarse de su forma de trabajar y tome distancia para ver qué puede ganar si orienta de otra forma sus esfuerzos. Céntrese en aquellas cosas que de verdad le importen, aquellas que pertenecen al núcleo duro de su trabajo o de sus objetivos personales, y sea más tolerante con el resto.
Creo que hay un gran potencial en simplificar la vida para encontrar el tiempo que nos falta. A veces me pregunto si es necesario hacer tantas cosas como en ocasiones me planteo, desde aspectos aparentemente importantes relacionados con el trabajo a otros más banales, como conseguir tal o cual capricho. Si estoy agobiado, los pongo en una lista y los evalúo uno a uno después de meditar.
Es importante no tener todos los momentos ocupados.
Muchos de esos golpes de suerte con que la vida nos sorprende aparecen en esos espacios que quedan vacíos en la agenda personal, o cuando uno se entretiene con algo fuera de lo previsto. A veces me pregunto si no estamos demasiado ocupados en planificar y dirigir nuestras vidas, en vez de concentrarnos en vivir la vida que va surgiendo momento a momento; si no seremos como las palomas que vuelan a base de batir fuertemente las alas, cuando podríamos ser águilas que usan los vientos y las corrientes térmicas para desplazarse. Si cambiamos la orientación hacia el proceso y nos ocupamos en cómo vivimos la vida, con conciencia, con apertura y con interés, lo que ocurra en ella tiene un segundo valor. La calidad de vida está en la actitud, no en los resultados.
El próximo día hablaremos de las prioridades en la vida, de dar sentido a la vida…
Gracias por vuestra atención. Espero poder ayudaros con estos escritos a vivir con más dignidad y paz.
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