El estrés causado por nuestras obligaciones

Obstáculos por nuestros roles.

Uno de los mayores obstáculos para una comunicación eficaz, el cual nos impide conocer nuestros verdaderos sentimientos, es quedarnos atascados en nuestras diferentes obligaciones personales y profesionales. En la mayoría de las ocasiones, no somos conscientes de que nuestras obligaciones nos están lastrando; en otras ocasiones, simplemente nos sentimos incapaces de romper las rígidas ataduras que esas obligaciones imponen a nuestras actitudes y comportamientos.

Los diferentes roles que desempeñamos en la vida están determinados por las propias funciones que conllevan, por la forma en que otros hicieron las cosas, por las expectativas que tenemos de nosotros mismos, por la manera que tenemos de hacer las cosas y por las expectativas que creemos que los demás tienen de nosotros. Adoptamos inconscientemente determinados papeles al relacionarnos con nuestros hijos, nuestra pareja o nuestros padres; asumimos un papel concreto en nuestro trabajo, con nuestros amigos, en nuestras relaciones sociales e, incluso, cuando caemos enfermos, y ello puede limitarnos mucho si no tenemos conciencia de cómo esas funciones moldean nuestro comportamiento en tantas y tan distintas situaciones.

El estrés que nos produce todo esto afecta a nuestros arraigados hábitos cotidianos, puede convertirse en un importante obstáculo para nuestro crecimiento psicológico y en fuente de muchas frustraciones y sufrimientos.

Todos tenemos opiniones firmes sobre las situaciones que vivimos, lo que hacemos, la forma en que deberían hacerse las cosas, los parámetros dentro de los que podemos trabajar y sobre cuáles son las reglas de juego. Por lo general, éstas últimas vienen matizadas por profundas creencias acerca de lo que puede y no puede hacerse, cuál es el comportamiento adecuado para una determinada situación, con qué nos sentiríamos cómodos y lo que significa ser madre, hijo, esposo, profesor, jefe, amante…

Todos estos terrenos del hacer, del actuar en el mundo, poseen un componente estilizado que se traduce, a menudo, en un conjunto de expectativas no escritas que tenemos sobre nosotros mismos acerca de lo que significa ser “buenos” en lo que hacemos. Transmiten una especie de manto de importancia, de autoridad o poder al papel de ser bueno en uno o en otro campo. Aunque algo de esto es básico para conocer el papel o el “trabajo” que cada uno de nosotros debe tener, la mayor parte de las expectativas personales constituyen una simple “pose”, una creación de nuestra propia mente, un apego a una visión particular de nosotros mismos que, acto seguido, representamos, reproducimos y nos atrapa.

Si no llegamos a percibir que estamos caminando por esa senda, esas expectativas podrían terminar ocasionándonos una gran angustia e impedirnos ser quienes somos en realidad cuando hacemos lo que hacemos. Los requisitos de nuestros papeles, unidos a las expectativas que sin darnos cuenta nos hemos impuesto a nosotros mismos, pueden conducirnos a un punto en que aquellos se conviertan en cárceles en vez de en vehículos para expresar nuestro ser y nuestra sabiduría.

Mindfulness para liberarnos.

El mindfulness puede ayudarnos a liberarnos de los efectos negativos del exceso de estrés producido por los diferentes roles que asumimos, porque gran parte de éste proviene de la falta de conocimiento, de una visión sesgada o de una mala percepción. Cuando seamos capaces de ver cómo nosotros mismos contribuimos a proporcionarnos el estrés que creíamos nos creaban los diferentes papeles que representamos en la vida, podremos idear nuevas formas de actuación para restablecer el equilibrio y la armonía y salir de nuestro estancamiento.

Las disyuntivas en las que nos sitúan nuestros diferentes papeles nos conducen, en muchas ocasiones, a la catástrofe total. Por eso, hemos de enfrentarnos y trabajar con ellos. Debemos encontrar algún tipo de equilibrio.  Sin conciencia de los potenciales peligros del estrés que nos produce desempeñar un determinado papel, podemos provocar mucho dolor sin darnos cuenta y dañar las relaciones con nuestro entorno más cercano. Podemos crecer y cambiar sin dejar de desempeñar nuestros papeles y sin abandonarlos, siempre que no permitamos que nos limiten e impidan nuestro crecimiento como personas.

Aportando conciencia al desempeño de nuestros diferentes papeles, funcionaremos eficazmente sin vernos atascados en ellos. Podríamos incluso ser nosotros mismos en todos nuestros diferentes papeles. En algún momento, podríamos sentirnos lo bastante seguros para poder ser fieles a nosotros mismos y más auténticos. Por supuesto, esto implica estar  dispuesto a reconocer el antiguo equipaje que ya no nos sirve y deshacernos de él.

Dejamos aquí la forma de relacionarnos con los demás y hablaremos en la próxima entrega de cómo afrontar el trabajo con conciencia plena.

Gracias por vuestra atención. Espero poder ayudaros con estos escritos a vivir con más dignidad y paz.