El estrés causado por la gente

Las relaciones con las personas.

Una gran fuente de estrés en nuestras vidas es la gente. Todos hemos tenido alguna vez la sensación de que otras personas controlan nuestras vidas, requieren nuestro tiempo, se muestran difíciles u hostiles, no hacen lo que esperamos de ellas, o no se preocupan de nosotros ni de lo que sentimos. Todos, probablemente, tenemos a alguien en la cabeza que nos produzca estrés; gente a la que preferimos evitar si es posible, aunque a menudo no lo sea, porque tenemos que vivir o trabajar con ella, o porque nos sentimos responsables de ella. La verdad es que, generalmente, las personas que más estrés nos crean son aquellas por las que sentimos un profundo cariño. Todos sabemos que las relaciones amorosas, además de alegría y placer, pueden causar en ocasiones profundos dolores emocionales.

Muchos hemos desarrollado estrategias para enfrentarnos a los conflictos y encuentros interpersonales, que muchas veces forman parte de la herencia recibida de nuestros padres en relación con sus formas de relacionarse entre sí y con otras personas. Hay personas que se sienten tan amenazadas por el conflicto o por los sentimientos negativos provenientes de los demás que harían cualquier cosa por evitar una bronca. Si somos así, seremos propensos a no mostrar o decir a la gente lo que de verdad sentimos, e intentaremos evitar el conflicto a cualquier precio mostrándonos pasivos, calmando al otro, cediendo siempre, echándonos la culpa, disimulando y haciendo lo que haga falta.

Conciencia plena para las relaciones sociales.

Las relaciones pueden ser objeto de sanación al igual que nuestros cuerpos y nuestras mentes. La forma básica de lograrlo es mediante el amor, la amabilidad y la aceptación. Sin embargo, para promover la sanación en las relaciones, o para generar una comunicación eficiente como requiere la sanación, tendremos que cultivar la conciencia de la energía de las relaciones. Teniendo en cuenta las mentes y cuerpos, pensamientos, sensaciones, palabras, gustos y disgustos, motivaciones y objetivo. No sólo de los demás, sino también los nuestros, a medida que vayan apareciendo en cada momento. Si esperamos sanar o resolver el estrés que nos producen las relaciones con otras personas, sean éstas quienes sean –hijos, padres, cónyuges, ex cónyuges, jefes, colegas, amigos o vecinos-. La atención plena en la comunicación se convierte en algo de vital importancia.

Observar y aceptar.

El mero hecho de estar atentos a lo que ocurre en las comunicaciones y observar nuestros pensamientos, sensaciones y comportamientos mientras se producen, proporciona importantes pistas sobre la forma de actuar de otra manera para alcanzar nuestros objetivos con mayor efectividad. Muchas veces, veremos que gran parte del estrés es achacable a que no sabemos cómo afirmarnos en nuestras propias prioridades cuando nos relacionamos con otros. Puede que no lleguemos a saber siquiera cómo comunicar lo que sentimos en realidad, o que tengamos la sensación de que no tenemos derecho a sentir como lo hacemos. Es posible que tengamos miedo a expresar nuestros sentimientos. Este comportamiento puede generar una enorme cantidad de estrés. Podemos agotarnos dando vueltas a qué hacer y sentirnos tan vacíos que no podemos ayudarnos a nosotros mismos. Faltándonos paz y armonía en la propia mente al no comunicarnos adecuadamente.

Para solucionar estos problemas debemos ver nuestra capacidad de conocernos a nosotros mismos, de interpretar situaciones de forma adecuada y de enfrentarnos a ellas con conciencia. Si tenemos conocimiento de nuestros sentimientos en cuanto lo que son, simplemente sentimientos, dejaremos de mostrarnos pasivos u hostiles de forma tan automática cuando nos sentimos molestos o amenazados. Este análisis nos ayudará a mejorar nuestra asertividad.

Aquí os dejo la primera parte del escrito para mejorar la comunicación. La próxima entrega versará sobre cómo mejorar la comunicación en los diferentes ámbitos de nuestra vida.

Gracias por vuestra atención. Espero poder ayudaros con estos escritos a vivir con más dignidad y paz.