Miedo, pánico y ansiedad.
Vivimos en la era de la ansiedad. Muchos de mis pacientes tienen problemas relacionados con la ansiedad, causada, generalmente, por la creciente tensión en sus vidas y, en la actualidad, potenciada por los problemas provocados por la pandemia que estamos viviendo.
Si somos sinceros con nosotros mismos, la mayoría deberíamos admitir que nuestras vidas se sumergen en un océano de temor en la actualidad. Incluso en el más audaz de nosotros afloran de vez en cuando sentimientos de miedo. Este miedo se puede relacionar con perder a un ser querido, contagiarnos del “virus”, perder el trabajo, etc. Suele convivir con nosotros y sale a la superficie en determinadas circunstancias.
Por lo general, solemos enfrentarnos a nuestros miedos ignorándolos cuando aparecen, negándolos u ocultándolos a los demás. Actuar así es perjudicial, ya que podemos desarrollar pautas de conducta inadecuadas, como la pasividad o la agresividad para compensar nuestras inseguridades, o la negativa de las propias sensaciones cuando salen a la superficie, o concentrarnos en lo síntomas físicos o en otros aspectos de nuestras vidas menos amenazadores que nos sentimos más capaces de controlar.
Mindfulness para afrontar el miedo, el pánico y la ansiedad.
La práctica del Mindfulness puede tener consecuencias positivas en las reacciones causadas por la ansiedad ya que nos ayuda a observar lo que nos sucede de manera imparcial por lo que podemos convertir la ansiedad en un objeto de nuestra observación sobre el cual no emitimos ningún tipo de juicio.
Podemos observar cómo esas reacciones se van desarrollando en forma de pensamientos, sentimientos y sensaciones corporales, y esto hace que nos situemos en una situación mucho más aventajada para conocerlos como lo que son y nos permitirá controlar cómo responder a ellos de una forma adecuada. Al responder adecuadamente, nos sentiremos menos predispuestos a ser superados o arrastrados por nuestros miedos, o a utilizar estrategias autodestructivas o autoinhibidoras.
Ante determinadas circunstancias amenazadoras, todos podemos sentir temor, incluso terror. Es una de las principales características de la reacción “combatir o huir”. En la actualidad, el temor a contagiarnos puede desencadenar este sentimiento. Las experiencias o pensamientos relacionados con el contagio pueden conducir a un estado de pánico alimentado por la desesperación y una total pérdida de control.
Ser dominado por el pánico produce una reacción muy peligrosa y desafortunada porque el pánico provoca el bloqueo y la paralización de respuestas adecuadas en los momentos en que más necesitamos mantener la cabeza fría para resolver los problemas con claridad.
La práctica del Mindfulness
Si practicamos el Mindfulness con regularidad, aprenderemos a entrar en contacto con nuestra capacidad para relajarnos psicológicamente y emplear esta capacidad incluso en las ocasiones en que el temor aparezca.
Al actuar de esta forma, aprenderemos también que es posible contar con un núcleo estable en nuestro interior en el que podamos tener confianza, y que sea inquebrantable. Poco a poco, la tensión del cuerpo, las preocupaciones y la ansiedad comenzarán a desvanecerse y perderán parte de su fuerza.
Puede que, a veces, la superficie de la mente permanezca agitada como una marejadilla en la superficie del océano, pero al saber que la mente es así, experimentaremos, al mismo tiempo, esa paz interior que subyace en un espacio que siempre está ahí, un espacio en que el oleaje se ve reducido, como máximo, a una ligera ondulación.
La parte más importante de este proceso consiste en ver, como hemos insistido ya en varias ocasiones, que nosotros no somos nuestros pensamientos ni nuestros sentimientos, que no tenemos ni que creer en ellos, ni reaccionar a ellos, ni ser empujados o tiranizados por ellos.
Al practicar, concentrándonos en aquello a lo que prestamos atención durante la meditación, lo más probable es que lleguemos a ver nuestros pensamientos y sensaciones como acontecimientos discretos y de corta duración, como si fueran olas solitarias en el mar.
Me despido de vosotros hasta septiembre. Volveré con novedades: abriré un videoblog para mostrar prácticas meditativas a la vez que seguiré con este blog.
Gracias por vuestra atención. Espero poder ayudaros con estos escritos a vivir con más dignidad y paz.